La importancia del testimonio de la Iglesia Madre de Jerusalén en la liturgia de la Iglesia universal
La española María Ruiz, miembro de la Orden de las Vírgenes Consagradas, es la iconógrafa del Patriarcado latino de Jerusalén. Ha trabajado junto al cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca de Jerusalén, en diversos proyectos, entre ellos las magníficas ilustraciones del Misal en lengua árabe. Actualmente, se encuentra elaborando un Evangelio que, en el futuro, podría estar disponible en todas las Iglesias del mundo. Su misión, que conjuga la fidelidad a la tradición bizantina con una búsqueda artística contemporánea, cuenta con el apoyo de la Orden del Santo Sepulcro, que brinda ayuda institucional, entre otros, a la oficina litúrgica del Patriarcado latino.
«En este periodo de gran crisis política y social, es necesario volver a poner la Palabra de Dios en el centro de la vida de la Iglesia de manera profética. Por eso, desde Jerusalén, donde la Palabra de Dios se hizo carne, trabajamos ahora también en un Evangelio ilustrado, primero para todo el mundo árabe y, después, gracias a traducciones adaptadas, para el mundo entero» (María Ruiz, iconógrafa de Jerusalén).
¿En qué consiste su misión como iconógrafa en Jerusalén?
Me alegra decir que llevo casi cinco años trabajando para el Patriarcado latino de Jerusalén. Mi misión consiste en servir al anuncio del Evangelio a través de mis pinceles. En concreto, colaboro con la oficina litúrgica en la creación de las imágenes que acompañan los textos litúrgicos, como el Misal, el leccionario o los rituales. A veces, también participo en otros proyectos, como el diseño del escudo del cardenal Pizzaballa o las cruces jubilares que se han entregado como símbolo del año de la esperanza en la vasta diócesis de Tierra Santa, que abarca desde Jordania a Chipre.
Recientemente, ha expuesto en el museo armenio de Jerusalén los iconos realizados para ilustrar el Misal en árabe. ¿Con qué espíritu elaboró sus obras y cuál es la fuente de su inspiración?
Se trata de una serie de veintidós imágenes creadas expresamente para el nuevo Misal en lengua árabe, aprobado y publicado a finales de 2022, cuyo tema me fue asignado por la comisión litúrgica del Patriarcado latino. Dichas imágenes fueron seleccionadas junto con el patriarca para ilustrar y celebrar los diferentes tiempos litúrgicos (Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua), así como las principales solemnidades del Señor y de su Madre (Transfiguración, Presentación y Todos los Santos). La exposición mostraba los originales que luego se reprodujeron en el Misal. De algún modo, estas imágenes no solo buscaban acompañar o decorar los textos litúrgicos, sino celebrar el misterio a través de líneas, trazos y colores. Son como ventanas o puertas abiertas que ayudan a los fieles a entrar en el misterio de la liturgia. El trabajo se llevó a cabo pensando en nuestros cristianos, personas que constituyen sus primeros destinatarios y que, como bien sabemos, también viven grandes desafíos, sufren y se enfrentan a inmensas dificultades. Por este motivo, la paleta de colores es vibrante y las composiciones son simples pero llenas de expresividad y vivacidad, de modo que todos ellos puedan percibir con claridad que su fe es vida, alegría y fuente de fuerza y esperanza. La técnica empleada se inspira en las antiguas iluminaciones: pigmentos naturales con aglutinante acrílico, tinta india y pan de oro de 24 quilates sobre papel pergamino.
Asimismo, el patriarca me confió una consigna muy explícita: encontrar un estilo nuevo, que no se limite a lo bizantino ni a lo latino medieval, sino que recoja la riqueza de todas las expresiones artísticas cristianas que han surgido en Tierra Santa desde el nacimiento del cristianismo. Fue un gran reto que exigió una profunda labor de investigación.
¿En qué se inspiró?
Me gusta decir que una de mis principales fuentes de inspiración han sido los propios lugares santos. Antes de empezar una obra, visitaba el sitio donde aún hoy recordamos y celebramos ese acontecimiento. Son lugares que, en su silencio, siguen siendo los primeros testigos existentes hasta nuestros días. Allí, rezaba, leía y meditaba los pasajes bíblicos relacionados con la escena que iba a representar. Esta forma de trabajar, que solo Tierra Santa puede ofrecerme, es única. De una manera u otra, quisimos que esos lugares, tal como los conocemos hoy, pudieran reconocerse en las imágenes… pensando siempre en nuestros cristianos, que viven y rezan en estos espacios sagrados.