Un Jubileo con más de 3600 Caballeros y Damas de todo el mundo
La peregrinación jubilar internacional de la Orden del Santo Sepulcro reunió del 21 al 23 de octubre de 2025 a más de 3600 Caballeros y Damas de todos los continentes. Durante estos tres días, el Gobernador General, los cuatro vicegobernadores generales (Europa, Asia-Pacífico, Norteamérica y Latinoamérica) y numerosos lugartenientes acompañaron a los peregrinos de la Orden. En nombre de todos los participantes, el Gran Maestre entregó al santo padre un icono de Nuestra Señora de Palestina, realizado especialmente para él en Tierra Santa.
«Han venido a Roma desde diversas partes del mundo, lo que nos recuerda que la práctica de la peregrinación está en el origen de su historia. De hecho, han nacido para custodiar el Santo Sepulcro, para cuidar de los peregrinos y para sostener a la Iglesia de Jerusalén», afirmó el papa León XIV a los más de 3600 Caballeros y Damas de la Orden del Santo Sepulcro que acudieron en peregrinación jubilar a Roma.
El santo padre los recibió el pasado 23 de octubre en la sala Pablo VI, durante el tercer día de su peregrinación, justo antes de la celebración de la misa en la basílica de San Pedro, que los reunió alrededor de su Gran Maestre, el cardenal Fernando Filoni. El santo padre les expresó un agradecimiento especial por la valiosa ayuda que brindan a las comunidades de Tierra Santa, «sin hacer ruido y sin publicidad», «apoyando al Patriarcado Latino de Jerusalén en sus diversas actividades: el seminario, las escuelas, las obras caritativas y de asistencia, los proyectos humanitarios y formativos, la universidad, la ayuda a las Iglesias, con intervenciones especiales en momentos de mayor crisis, como ocurrió durante la pandemia de COVID-19 y en los trágicos días de la guerra».
En nombre de los 30 000 miembros de esta institución pontificia, hombres y mujeres, en su mayoría laicos, repartidos en más de 40 países y representados por los peregrinos presentes, procedentes de todos los continentes, el cardenal Filoni entregó al papa un icono de la patrona de la Orden, Nuestra Señora de Palestina —cuya festividad se celebra cada 25 de octubre—, realizado especialmente para él en Tierra Santa por una religiosa de la congregación de las Hermanas de Belén.
«Sabemos que la Virgen María tuvo un hijo, muerto y resucitado por nosotros, pero también una niña, a quien sostiene en sus brazos en este icono», comentó el Gran Maestre mientras mostraba el icono mariano al papa. «Esa niña, representada por la ciudad santa de Jerusalén, es la Iglesia universal que todos formamos», añadió, en esencia, el cardenal Filoni, provocando una amplia sonrisa en el rostro del sucesor de Pedro, cuyas palabras de aliento recién pronunciadas llegaron al corazón de todos los Caballeros y Damas.
«La Iglesia les confía hoy nuevamente la tarea de ser custodios del Sepulcro de Cristo. Séanlo así, en la confianza de la espera, en el celo de la caridad, en el impulso gozoso de la esperanza», les dijo, en particular, antes de bendecirlos, en un ambiente alegre de fraternidad y de confianza renovada.
Es precisamente esta dinámica de servicio desinteresado, destacada por el santo padre, lo que los Caballeros y Damas procuraron cultivar durante su peregrinación: se renovaron espiritualmente en las cuatro basílicas papales, obteniendo la indulgencia plenaria al atravesar la Puerta Santa —ya fuera por ellos mismos o por personas fallecidas— y confesándose con los sacerdotes presentes.
San Pablo Extramuros
Tras ser recibidos el martes 21 de octubre en sus alojamientos de la ciudad romana por los miembros del personal del Gran Magisterio, los participantes en la peregrinación jubilar asistieron esa misma tarde a la misa de apertura, celebrada en la basílica de San Pablo Extramuros y presidida por el Gran Maestre.
Después de cruzar la Puerta Santa, meditaron sobre el sentido de su compromiso en esta basílica, donde se veneran las reliquias de las cadenas de san Pablo, ejemplo de entrega a la misión entre los pueblos y a la Iglesia de Jerusalén. Durante la celebración, al escuchar la predicación del cardenal Fernando Filoni, cada participante pudo reavivar su encuentro personal con el Señor y reafirmar su vocación de servir como apóstol de la paz, la reconciliación y la compasión.
Deseosos, junto con todos los peregrinos del Jubileo 2025, de «convertirse en peregrinos de la esperanza» (1 Tm 1, 1), y arraigados en la caridad de Cristo, los miembros de la Orden se movilizaron nuevamente para «ir a predicar y dar testimonio» (Mc 16, 14-18).
San Juan de Letrán
Al día siguiente, miércoles 22 de octubre, los peregrinos de la Orden cruzaron la Puerta Santa de la basílica de San Juan de Letrán, que, según la tradición, alberga el altar de madera del apóstol Pedro. Tras su profesión de fe y la afirmación por parte de Cristo de la primacía petrina (Mt 16, 13-19), el príncipe de los apóstoles entregó su vida por la Iglesia, que, como recordó el cardenal Filoni en su homilía, es «una comunión de personas unidas por la fe en Jesús y en su revelación, el lugar donde el misterio trascendente de Dios se encuentra con cada uno de nosotros y con nuestro mundo».
En este espíritu, el Gran Maestre instó a los peregrinos a permitir que Dios regenere en ellos la fe, la esperanza y la caridad, siguiendo las pautas establecidas por los estatutos de la Orden: renuncia personal, generosidad hacia las Iglesias locales y Tierra Santa, y participación en la solicitud del papa por mantener la presencia cristiana en los lugares donde Cristo vivió y entregó su vida.
Admirando los mosaicos del ábside que representan el misterio de la Nueva Jerusalén, los peregrinos reflexionaron sobre la enseñanza del Gran Maestre, quien señaló que la vocación de los miembros de la Orden constituye la construcción de una casa espiritual (1 P 2, 4-5.9-10), así como promover el diálogo y la reconciliación entre todos los pueblos de Tierra Santa (2 Co 5, 19).
Santa María la Mayor
En la tarde del 22 de octubre, la peregrinación jubilar de la Orden del Santo Sepulcro prosiguió con el paso por la Puerta Santa de la basílica de Santa María la Mayor, edificada en el siglo IV por la voluntad de la Virgen María transmitida al papa Liberio. Más tarde, Sixto III la consagró al culto, tras el reconocimiento de la maternidad divina de María por el Concilio de Éfeso en 431, destacando que el misterio de la Encarnación nos abre a la salvación.
Según la tradición, la reliquia del pesebre se conserva en esta basílica, motivo por el cual se considera la «Belén de Occidente». Las Damas y los Caballeros recordaron que, desde el vientre de la Madre (Sal 22), son hijos y herederos, gracias al Espíritu que los inspira a llamar a Dios «¡Abba, Padre!» (Ga 4, 4-7), siguiendo a Cristo y permaneciendo en Él.
Fortalecidos por esta experiencia sobrenatural, se unieron en oración ante los mosaicos de la Anunciación, la Presentación en el Templo y la Adoración de los Magos, meditando el «fiat» de la Madre de Dios. En procesión, tras el Gran Maestre y el Gobernador General, los peregrinos recitaron el rosario en silencio, deteniéndose unos instantes en recogimiento ante el icono de la Salus Populi Romani, atribuido a san Lucas y muy querido por el corazón del papa Francisco, cuya sepultura se encuentra en esta basílica.
San Pedro.
El 23 de octubre, más de 3600 Caballeros y Damas, tras participar en la audiencia pontificia concedida por León XIV, avanzaron en procesión desde la sala Pablo VI hasta la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, antes de asistir a la celebración eucarística presidida por el Gran Maestre. «Ubi Petrus, ibi Ecclesia» (donde está Pedro, allí está la Iglesia): con esta sentencia de san Ambrosio, el cardenal Filoni volvió a subrayar el compromiso activo de los miembros de la Orden con la solicitud del papa en favor de la Iglesia en Tierra Santa.
Antes de la foto de grupo, el embajador Leonardo Visconti di Modrone, Gobernador General y principal organizador de este evento histórico, se dirigió públicamente a todos los participantes, hermanos y amigos de la Orden: «Les agradezco la devoción con la que han participado en las distintas etapas de las cuatro basílicas romanas, así como la paciencia con la que han afrontado algunos inconvenientes. Organizar la presencia de tres mil seiscientos peregrinos procedentes de todo el mundo no ha sido tarea fácil, pero espero que conserven un grato recuerdo de estos días en Roma, que nos han fortalecido en la fe y en el amor por Tierra Santa».
Contemplando la majestuosa estatua de santa Helena, promotora de la construcción de la basílica del Santo Sepulcro, los peregrinos la invocaron interiormente para que interceda ante la Virgen María, pidiendo que «las situaciones aparentemente insuperables en Tierra Santa hallen soluciones satisfactorias». Después de tres días de renovación espiritual, se despidieron con entusiasmo, intercambiando sus contactos y comprometiéndose a orar unos por otros, permaneciendo unidos en el apoyo constante a la Iglesia Madre de Jerusalén.
Entre los peregrinos, Julio Menchù, Caballero de Guatemala, declaró ante las cámaras de televisión al concluir la peregrinación: «Nuestro modelo a seguir es san Bartolo Longo, canonizado por el papa el 19 de octubre. Caballero del Santo Sepulcro, produjo abundantes frutos a su alrededor gracias a su amor por María. ¡Ese es nuestro programa!».
François Vayne
(27 de octubre de 2025)


