La importancia de la continuidad en la acción caritativa
El cardenal Gran Maestre nos recuerda con frecuencia que la Orden del Santo Sepulcro no constituye una «orden honorífica» destinada a recompensar méritos adquiridos, sino una «orden contributiva», fruto del compromiso voluntario asumido por quienes la integran.
En efecto, la ayuda que la Orden presta al Patriarcado latino de Jerusalén se distingue por su carácter de continuidad, un aspecto de suma importancia que no debemos pasar por alto. La caridad alcanza verdadera eficacia cuando se ejerce de manera constante y no se reduce a intervenciones aisladas. La ayuda ocasional, por generosa y bienintencionada que sea, resulta insuficiente para afrontar las causas profundas del problema. Es comparable a ofrecer un vaso de agua a una persona deshidratada en el desierto: proporciona un alivio momentáneo, pero no resuelve la raíz de la dificultad.
La continuidad confiere a la ayuda un valor transformador, pues convierte un simple gesto de benevolencia en una auténtica herramienta estratégica.
Cuando la asistencia es regular y previsible, se genera una relación de confianza entre quien la brinda y quien la recibe, elemento esencial para trazar un camino sostenible. Este enfoque a largo plazo favorece, además, un conocimiento recíproco más profundo y promueve un diálogo capaz de superar cualquier distancia entre «benefactor» y «beneficiario». De este modo, se facilita la identificación conjunta del origen de los problemas y de las prioridades de intervención. El propósito no es generar dependencia, sino favorecer, de manera sostenida en el tiempo, el desarrollo de factores que fortalezcan la autonomía y la autoestima de los cristianos en Tierra Santa.
En la actualidad, más allá de las situaciones de emergencia, la atención se centra especialmente en la formación y la creación de oportunidades laborales, ofreciendo herramientas que permitan, sobre todo a los jóvenes, recobrar energías y superar la depresión material, moral y psicológica en la que se hallan tras las violencias y despojos padecidos.
Por consiguiente, resulta fundamental —y constituye objeto de continuas deliberaciones con la Dirección del Patriarcado— reafirmar, en este contexto, la prioridad de nuestra Institución, cuyo compromiso voluntario y permanente se basa en un mandato de los pontífices, distinguiéndola así de la acción de aquellos organismos que brindan ayuda a Tierra Santa de manera ocasional.
El compromiso estatutario con el Patriarcado sitúa, en efecto, a la Orden del Santo Sepulcro en un nivel de apoyo que proporciona estabilidad y certidumbre, gracias a una colaboración genuina y esencial con el Patriarcado latino de Jerusalén, impulsando proyectos prioritarios capaces de ofrecer soluciones sostenibles a largo plazo.
Expresamos nuestro agradecimiento al patriarca, quien, en un momento como el presente, reafirma y reconoce —también en su calidad de Gran Prior de la Orden— que la contribución de los Caballeros y Damas del Santo Sepulcro proporciona, además de su relevancia y de su continuidad orgánica, la oportunidad para el Patriarcado de Jerusalén de abordar los problemas en su raíz, humanizando en la medida de lo posible la relación entre donante y beneficiario e invirtiendo en un programa organizado y sostenible a largo plazo.
Leonardo Visconti di Modrone
Gobernador General
(Septiembre de 2025)