El Gran Maestre de la Orden en Jerusalén y Belén: una peregrinación por la paz

Print Mail Pdf

Viggaio TS_2023-2024 - 1

Menos de tres meses después de los ataques del 7 de octubre en Israel, el cardenal Fernando Filoni viajó a Tierra Santa del 28 de diciembre de 2023 al 3 de enero de 2024, acompañado del Embajador Leonardo Visconti di Modrone, Gobernador General, y de François Vayne, director del Servicio de Comunicación de la Orden en Roma. La pequeña delegación, recibida por el cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca de Jerusalén y Gran Prior de la Orden, se reunió con los representantes de las distintas realidades de la Iglesia local y rezó por las intenciones de paz en los lugares santos, unida espiritualmente a los 30 000 Caballeros y Damas de todo el mundo. Esta peregrinación del Gran Maestre, vivida en un contexto de guerra y una grave crisis social, permitió animar a la comunidad católica de Tierra Santa y mostrar que es posible volver a visitarla sin temor.

 

La delegación de la Orden llegó a Tierra Santa en la festividad de los Santos Inocentes y fue recibida en el aeropuerto de Tel Aviv por el Nuncio Apostólico, Mons. Adolfo Tito Yllana, y por el párroco de Gaza, el Padre Gabriele Romanelli, quien se encontraba en Belén el 7 de octubre y que desde entonces no ha podido regresar a su parroquia. Esa misma tarde, se celebró en Jerusalén una ceremonia oficial en honor al cardenal Filoni, en la sede del Patriarcado latino, durante la cual el cardenal Pierbattista Pizzaballa agradeció al Gran Maestre su audaz y generosa iniciativa, que también calificó de valiente. De este último, recibió la ofrenda espontánea de cerca de un millón de euros, que los Caballeros y Damas le hicieron llegar en esta ocasión – además de las contribuciones ordinarias – a través del Gran Magisterio.

Viggaio TS_2023-2024_diario - 1

Al día siguiente, tras la meditación matutina de la delegación en el Santo Sepulcro, el Gobernador General participó en una reunión de trabajo con el administrador general del Patriarcado, Sami El-Yousef, y su equipo, para tratar los problemas actuales relacionados, sobre todo, con el desempleo en Palestina, que desde el 7 de octubre se ha agravado debido a la imposibilidad para los trabajadores palestinos de cruzar la frontera y trabajar en Israel. Más tarde, el cardenal Filoni se reunió con los obispos y sacerdotes del Patriarcado latino, en presencia del cardenal Pierbattista Pizzaballa. Estas conversaciones revelaron la extrema gratitud de la Iglesia Madre de Jerusalén que, en este periodo de grandes dificultades vinculadas al conflicto en curso, puede contar con el apoyo moral y material de la Iglesia universal a través de la solidaridad de la Orden.

Por la tarde, la delegación visitó a varias familias cristianas apoyadas por el Patriarcado, que viven en pisos muy pequeños en el casco antiguo de Jerusalén. En efecto, muchas familias se mantienen gracias a las donaciones de los Caballeros y Damas que, de esta forma, permiten a la comunidad cristiana seguir presente en la ciudad en la que Cristo dio su vida por la humanidad. El cardenal Filoni, conmocionado por las situaciones tan dolorosas que constató con sus propios ojos, escuchó con atención a los miembros de estas familias que se enfrentan a grandes problemas sociales relacionados, en especial, con la falta de trabajo, y rezó con ellos por la paz en Tierra Santa.

Viggaio TS_2023-2024_diario - 2

En el tercer día de esta peregrinación, el Gran Maestre celebró la misa de la aurora en el Edículo del Santo Sepulcro, confiando en Cristo las intenciones particulares de los Caballeros y Damas del mundo entero. A su vez, rezó con intensidad por todos los difuntos de la Orden que habían contribuido durante su vida al apoyo de la Iglesia Madre de Jerusalén. En su homilía, a la luz de las lecturas del día, recordó que el Señor, después de nacer, fue presentado en el templo de Jerusalén según la ley de Moisés, respecto a la cual asumió la misión de completar la revelación divina. El cardenal agradeció al Resucitado por acompañar la historia y la vida de cada persona, implorándole que el don de Su Paz regresara a Tierra Santa.

Tras la misa, la delegación compartió el desayuno con la comunidad de franciscanos a cargo del Santo Sepulcro y visitó las obras de restauración del pavimento de este lugar santo, tan querido por todos los cristianos. El Gran Maestre y el Gobernador General conversaron detenidamente con estos religiosos, que durante siglos han preservado la presencia católica en el Santo Sepulcro en comunión con el clero griego ortodoxo y armenio.

El 30 de diciembre, continuando con su recorrido espiritual y solidario, la delegación se dirigió a Taybeh, en Palestina, para reunirse con la comunidad parroquial y visitar la casa de convalecencia que depende del Patriarcado latino. Este pueblo, que antes se llamaba Efraín y que ahora está habitado en su totalidad por cristianos palestinos, fue un refugio para Jesús y sus apóstoles justo después de la resurrección de Lázaro (Juan 11, 15-56). San Carlos de Foucauld se instaló allí, tratando de poner en práctica el Evangelio. El cardenal Filoni explicó su decisión de visitar Taybeh en base al compromiso de la Orden de apoyar a la población cristiana para que pueda continuar viviendo en su tierra, a pesar de un contexto político y social desfavorable.

Por la tarde, en Jerusalén, los tres delegados de la Orden fueron recibidos en la abadía benedictina de la Dormición, comunidad monástica que reza por las intenciones de numerosas personas y que trabaja para promover el diálogo entre los creyentes de las tres grandes religiones monoteístas. Tras las vísperas, hubo un tiempo para comer que les permitió conversar con el abab Nikodemus Schnabel sobre las dificultades relacionadas con el auge del extremismo religioso en las comunidades judías. En el lugar en el que, según la tradición, la Virgen María se durmió rodeada de los apóstoles, la delegación rezó Completas con la comunidad benedictina, confiando la intención de paz a la Madre de Dios.

Viggaio TS_2023-2024_diario - 3

El último día del año, los tres peregrinos de la paz llegaron a Beit Sahour, un pueblo cercano a Belén, en Palestina, para celebrar la misa del domingo de la Sagrada Familia. Se considera que este pueblo está construido donde los ángeles avisaron a los pastores del nacimiento de Cristo. El Gran Maestre presidió la eucaristía en la iglesia parroquial junto con el cardenal Pierbattista Pizzaballa, que concelebró. En su homilía, el cardenal Filoni desarrolló el tema de la peregrinación, mostrando cómo Dios se hizo peregrino entre nosotros al encarnarse en el interior de una familia, dándonos el ejemplo para hacer de nuestra propia vida un encuentro de amor con los demás, sea cual sea la raza o cultura.

Tras la misa, la delegación se reunió con la comunidad católica local para almorzar en común con el consejo parroquial. Por la tarde, se organizó una emotiva oración por la paz en la basílica de la Natividad, en Belén – silenciosa y sin peregrinos – antes de la visita al centro Effata, fundado por el Papa Pablo VI, donde se acoge y atiende a niños sordomudos de toda Palestina. Por la noche, de regreso en Jerusalén y antes de la cena de Nochevieja por invitación del Patriarcado latino, la delegación participó en el Te Deum presidido por el Custodio, el Padre Francesco Patton, en la parroquia católica latina de la Ciudad Santa, la cual está dirigida por religiosos franciscanos.

Viggaio TS_2023-2024_diario - 4

El 1 de enero, durante la Jornada Mundial de la Paz, el Gran Maestre concelebró la misa que presidía el Patriarca Pizzaballa en la Procatedral, en presencia de numerosos fieles que venían a confiar el Año Nuevo a la Madre de Dios en el día de su fiesta litúrgica. Al final de la celebración, el cardenal Filoni pronunció un breve discurso de agradecimiento por la acogida proporcionada a la pequeña delegación de la Orden durante estos días y, a continuación, recitó la oración por la paz dirigida a Nuestra Señora de Palestina, que él mismo había escrito. Todos los participantes, a quienes se les había distribuido previamente el texto de esta oración, se unieron a esta invocación, antes de la ceremonia de votos seguida de la comida que el Patriarca ofreció a sus tres invitados. En el trascurso de esta comida de Año Nuevo, el Gobernador General habló con los diplomáticos presentes de la situación en Tierra Santa, concienciándolos sobre la acción permanente de la Orden al servicio de la educación para la paz, sobre todo, a través de la red de escuelas del Patriarcado, apoyadas por los Caballeros y Damas.

Por la tarde, los responsables del Vicariato de Santiago, encargado de la atención pastoral de un centenar de católicos israelíes de origen judío y de lengua hebrea, presentaron a la delegación de Roma su delicada labor misionera.

Viggaio TS_2023-2024_diario - 5

En el penúltimo día de la peregrinación, el Gran Maestre y sus dos compañeros de ruta siguieron los pasos de Cristo en las calles actualmente desiertas de Jerusalén – cerca de los pequeños pisos de las familias cristianas con dificultades que habían visitado unos días antes – especialmente a lo largo de la Vía Dolorosa, meditando en cada estación del Viacrucis. «Hoy, el Gólgota está en Gaza», exclamó una mujer que conocí, implorando a los miembros de la Orden y a sus amigos que continuaran rezando y actuando por la paz en Tierra Santa.

Por la tarde, la delegación participó en la tradicional y cotidiana procesión que los hermanos franciscanos organizan en la basílica del Santo Sepulcro, en los lugares de la pasión, muerte y resurrección del Salvador. Humildemente, entre los pocos peregrinos presentes – con una vela encendida en la mano – el cardenal Filoni meditó a los pies del Calvario, cerca de la piedra de la unción del cuerpo del Crucificado, ante la tumba vacía y en el lugar, marcado por un gran círculo en el suelo, donde María Magdalena encontró al Resucitado en la mañana de Pascua.

Viggaio TS_2023-2024_diario - 6

Antes de regresar a Roma, el 3 de enero, festividad del Santo Nombre de Jesús y de la Procatedral del Patriarcado, y al final de una semana de peregrinación, la delegación acudió a la basílica del Santo Sepulcro a primera hora de la mañana, a las 6:30 h, para asistir a la misa que el Gran Maestre presidía en el Gólgota. Todos los miembros de la Orden habían sido invitados el día anterior – a través de las redes sociales – a unirse a él espiritualmente, ya que la paz supone la conversión de todos.

En la mañana del último día de este viaje, el Embajador Leonardo Visconti di Modrone tuvo una segunda reunión dedicada a cuestiones económicas en el Patriarcado, en la cual examinó con Sami El-Yousef y sus colaboradores los diferentes aspectos operativos de una gestión equilibrada de los recursos. Para ello, el Gobernador General acordó con el equipo administrativo del Patriarcado los procedimientos para garantizar una mejor identificación de las prioridades humanitarias en estos momentos dramáticos, no solo en Gaza, sino en toda Tierra Santa.

A continuación, se llevó a cabo una visita del Vicariato para los emigrantes y solicitantes de asilo al Centro Santa Raquel, en Jerusalén, donde el Vicariato atiende a los hijos pequeños de estas personas durante el día. El Patriarcado latino, contando con la ayuda de la Orden, presta apoyo pastoral y social a 70 000 trabajadores extranjeros católicos que están en una situación muy precaria en Israel y que provienen principalmente de Asia y África.

Al final de esta peregrinación por la paz, tuvo lugar una reunión de despedida en el Patriarcado, donde el cardenal Pizzaballa, rodeado de su equipo, agradeció una vez más al cardenal Filoni y al Embajador Visconti di Modrone la solidaridad de la Orden con respecto a la Iglesia presente en Tierra Santa, esperando que el paso excepcional que han dado anime a los Caballeros y Damas a volver en peregrinación próximamente.

François Vayne

(Enero de 2024)

«No nos olvidamos de Tierra Santa, del Patriarcado, de sus necesidades y sus obras»

Extracto de una entrevista concedida por el cardenal Fernando Filoni en el Observatorio Romano, al final de su peregrinación, la mañana de su partida de Jerusalén

«Hemos hecho este viaje en un momento en el que Tierra Santa vive un periodo de soledad a nivel internacional, desde el punto de vista de la presencia turística de los peregrinos que vienen habitualmente, sobre todo, en esta época del año en Jerusalén, en Belén y en otros lugares. Mientras el silencio provocado por esta ausencia se hacía notar en las calles del casco antiguo de una manera muy particular, pensamos junto con el Gobernador General que sería útil mostrar nuestra cercanía, nuestra solidaridad, y ofrecer nuestra ayuda de cara a la realidad de la falta de peregrinos y visitantes, lo cual también se traduce en una crisis económica. En efecto, pensamos en todas las personas que ya no tienen trabajo, que han sido despedidas, en las familias que ya no tienen ingresos…

Nos pareció oportuno, teniendo en cuenta nuestra vocación hacia Tierra Santa, estar presentes aquí ahora, considerando también la 57 Jornada Mundial de la Paz, aunque el Papa nos llame a la paz todos los días. Estar aquí, en este contexto de celebración deseado por Pablo VI, nos parecía la mejor forma de decir, también a nuestros Caballeros y Damas, que en este momento no nos olvidamos de Tierra Santa, del Patriarcado, de sus necesidades y sus obras… Precisamente por eso hemos venido.

Debo decir que hemos apreciado mucho este viaje, el cual se realizó en una atmósfera particular. Experimentamos la soledad en estos lugares, sobre todo, cuando recorrimos el Viacrucis, vacío, sin nadie. Esto es naturalmente obvio en una ciudad con tanta personalidad; el alma de Jerusalén es muy especial, al igual que los Santos Lugares, gracias a la presencia de los peregrinos. Los peregrinos dan vida, los peregrinos son la vida. Cuando los peregrinos no están, solo queda la estructura, como una hermosa concha a la que le falta algo: vida.

Y en cierto modo, hemos querido decir a los que desean venir: ¡Ánimo! Venir es posible, estar presente es posible. Por supuesto, no somos políticos para dar las garantías que requieren un Estado y la seguridad, pero pensamos que es posible. Teniendo en cuenta lo que hemos visto, lo que hemos vivido y la forma en la que nos han recibido, pensamos que es posible que Jerusalén y los Santos Lugares cobren vida de nuevo.

Visitamos algunas familias muy pobres, realmente pobres, familias que no solo estaban afectadas por la pobreza, sino que, además, en este momento, no tienen trabajo porque viven del turismo; esto es muy importante, ya que estas familias cristianas a las que visitamos, que viven en la pobreza y que, en cierta manera, representan una presencia estable en la Ciudad Santa, se encuentran en una situación extremadamente difícil si no tienen apoyo ni ayuda. Este es el primer aspecto.

Otro aspecto concierne el hecho de haber podido hablar y reunirnos con personas que habían vivido el trauma del 7 de octubre y las tragedias posteriores. Pudimos conversar con personas más cercanas al mundo hebreo y que, por tanto, sintieron con mayor intensidad el trauma, la enorme, incalificable e inaceptable masacre del 7 de octubre, pero también sentimos esta imposibilidad de salir, para tantas familias, debido a la destrucción.

El párroco de Gaza fue extraordinario: fue él quien nos acompañó, organizó nuestras visitas, actuó como nuestro mediador, por así decirlo, en los lugares sagrados, pero también quien nos ayudó a vivir la realidad de Gaza a través de los vínculos permanentes que mantiene con ella. No fuimos a Gaza, pero en cierto modo sí fuimos. Y también vimos, con alegría, como los pocos peregrinos presentes daban un “sentido profundo a la oración”. Casi parecía como si, en el silencio, la oración fuera más fuerte, más viva.

No solo vimos los lugares sagrados, la basílica… sino que, además, en Belén, pudimos sentarnos en la gruta, solos. Estábamos solos. Muy pocas personas estaban allí, sentadas, rezando en silencio. Este sentido de la oración también fue algo muy bonito, muy fuerte.

Hay muchos otros momentos que compartimos con los hermanos en la basílica, pero también en la parroquia que visitamos en Beit Sahour: una presencia hermosa, y esta presencia era la de una celebración un tanto triste, una celebración que no debe desaparecer pero que lleva en su corazón las huellas de esta realidad parroquial.

Son muchos los aspectos que pudimos captar. Y luego está el cariño de todas esas personas que necesitaban de nuestra presencia».