¡De Caballero de Gran Cruz a santo de nuestro tiempo!
La canonización del beato Bartolo Longo se celebrará el 19 de octubre de 2025 en la plaza de San Pedro. El papa León XIV presidirá esta solemne ceremonia, durante la cual también se proclamarán santos otros beatos. La importancia de una canonización reside en el hecho de que la Iglesia es llamada a la santidad a través de sus hijos, quienes, situando en el centro de su vida el misterio de Jesús —con su pasión, muerte y resurrección—, moldean su existencia y se convierten en una fuente de inspiración para numerosos hombres y mujeres.
Bartolo Longo alcanzó la santidad tras un largo periodo de extravío espiritual. Regresó a Dios recorriendo el camino de la caridad, el amor a María y la oración del Rosario, en la que hacía partícipe a sus amigos y conocidos. Al igual que Juan al pie de la cruz, Bartolo Longo ofreció a María un «hogar», a saber, el santuario de Pompeya, ubicado en una región desolada, pobre y de mala reputación.
Este fue el camino que siguió día tras día, hasta que, pese a malentendidos y calumnias injustas, llegó a ser nombrado Caballero del Santo Sepulcro de Jerusalén. Este reconocimiento marcó el final de su vida, pues fue revestido y sepultado con su traje de Caballero. Bartolo Longo no recibió este honor por herencia dinástica ni por título, sino porque mantuvo vivo el recuerdo indeleble de la Redención, algo que ningún Caballero ni Dama del Santo Sepulcro debería olvidar jamás, especialmente cuando corremos el riesgo de dejarnos llevar por consideraciones demasiado humanas y superficiales.
En 1925, con ocasión del 50.º aniversario de la llegada a Pompeya del cuadro de la Virgen del Rosario, Pío XI, Gran Maestre de la Orden, decidió conferirle el título de Caballero de Gran Cruz, que le fue otorgado el 30 de mayo por el cardenal Augusto Silj. Al entregar al cardenal Silj las insignias caballerescas y el breve, el cardenal Pietro Gasparri, secretario de Estado, declaró: «Estoy seguro de que esta alta distinción, que reconoce los grandes méritos de este ilustre hombre, también lo alentará a continuar su apostolado religioso y humanitario con la energía infatigable y juvenil que lo caracteriza».
Durante dicha ceremonia solemne, Bartolo Longo expresó su gratitud al cardenal Silj y se declaró pobre, pues no poseía más que las insignias caballerescas que había recibido gracias a la benevolencia del papa, las cuales más tarde legó a las huérfanas y a los hijos de los presos (cf. Dicasterium De Causis Sanctorum – Pompeiana – Canonizationis Beati Bartolomeai Longo – Viri Laici – Positio Super Canonizatione, Romae 2024, p. 787-788).
Nosotros, Caballeros y Damas, no podemos sino alegrarnos profundamente en este día, en el que tantos de ustedes participarán en la celebración de la plaza de San Pedro, compartiendo el gozo de contar entre nosotros con un hermano laico elevado a la gloria de los altares.
Que su intercesión nos acompañe cada día, inspire nuestros pasos y siembre las semillas de la reconciliación y de la caridad en este tiempo tan difícil para Tierra Santa, que Bartolo Longo, ferviente cristiano y Caballero del Santo Sepulcro, amaba profundamente.
Fernando Cardenal Filoni
Gran Maestre
(Octubre de 2025)