La gota y la pequeña semilla

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La goccia e il piccolo seme - 1

La gota se adentra en la roca: un proverbio romano que me gusta recordar a la hora de responder a este comentario: ¡Rezo, pero no veo ningún resultado!

La situación dramática que podemos observar en algunas partes del mundo que buscan la paz, como Tierra Santa, donde tanta violencia parece casi imparable y donde las oraciones que piden a diario el Papa y la Iglesia de Jerusalén aparentan ser inútiles e ignoradas, plantea una serie de cuestiones: ¿Por qué? ¿De dónde viene esta situación? ¿De Dios? ¿De los hombres?

Al igual que la gota se adentra en la roca, la fe nos enseña que rezar no es un acto inútil. Jesús decía a sus discípulos: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería» (Lc 17, 6). Un acontecimiento increíble por sí mismo, ya que la morera es un árbol robusto, bien arraigado en la tierra y resistente a los vientos.

El problema es el siguiente: «Si tuvierais fe». La fe, del tamaño de una pequeña semilla, y la constancia, como la de la gota que cae sin cesar, trabajan juntas para producir algo que parece imposible de considerar superficialmente.

Por esto, rezar no es recurrir a las armas y la violencia. Es continuar pidiendo no solo que Dios venga en nuestra ayuda, sino también que los hombres, es decir, los responsables de las naciones y los pueblos, no tengan sueños apacibles, porque estos a menudo están en el origen de la violencia y las guerras, y sus decisiones insensatas tienen un impacto indescriptible en la población.

Rezar, con una fe del tamaño de un granito de mostaza y con la constancia de la gota que cae, da sus frutos, pero dejando que Dios decida cuándo y cómo. Esto es lo que los Caballeros y Damas del Santo Sepulcro pueden hacer en estos momentos para apoyar su preocupación por la Tierra de Jesús.

Fernando Cardenal Filoni
Gran Maestre

(Mayo de 2024)