Ver a Cristo mirando a la humanidad
Excelencia, nos gustaría que nuestros miembros le conocieran mejor desde un punto de vista espiritual. ¿Puede indicarnos cómo san Francisco inspira su ministerio pastoral?
Vengo de la familia religiosa franciscana, el ejemplo del santo de Asís se encuentra en el centro de mi vida al servicio de la Iglesia. El motivo por el que he seguido a Francisco es claramente porque fue un hombre enamorado de Cristo en su humanidad y que mirando a la humanidad veía a Cristo. Mi manera de ser pastor hoy en Jerusalén es pues la de repartir de Cristo y encontrarlo en todas las realidades creadas. El amor por Jesucristo debe iluminar nuestras elecciones pastorales. No se trata de partir de las necesidades, si no siempre estaríamos frustrados, sino partir de nuestra relación con Jesucristo que ilumina desde el interior todos los problemas. Un corazón lleno de la alegría de ser salvados aborda las dificultades de manera diferente, con un diálogo abierto, y en Jerusalén es aún más necesario ya que hay tantas divisiones, miedos, cierres, a la vez religiosos y políticos. Una iglesia abierta está libre de miedos, no tenemos nada que perder, y como decía san Pedro a un lisiado cerca de la puerta “Hermosa”, a la entrada del Templo de Jerusalén: “No tengo plata ni oro, te doy lo que tengo: en nombre de Jesucristo Nazareno, echa a andar”.
¿Aceptaría explicar para los miembros de la Orden su lema episcopal, para entrar en profundidad en su espiritualidad? ¿Por qué le ha elegido?
Justo antes del anuncio oficial de mi nombramiento, leí el pasaje de la Palabra de Dios, en el capítulo 12 de la segunda carta de san Pablo a los Corintios en la que dice: “Te basta mi gracia”. Efectivamente, me siento como el último que ha llegado, incapaz, ya que soy italiano en Tierra Santa, franciscano sin estar ahí como tal, para una iglesia árabe aunque yo no hablo árabe. Veo todos los límites de esta elección que hacen que me dé cuenta de que la única cosa de la que me tengo que fiar es la gracia.
Usted me ha dicho que los escritos de un jesuita francés, de origen alemán, Christoph Theobald, son para usted una fuente de inspiración. Por ejemplo la obra “La revelación”, ¿en qué puede aportar pistas de reflexión a los miembros de la Orden del Santo Sepulcro para su vida espiritual?
Esta sociedad occidental, en la que todo cambia demasiado deprisa, ya no es cristiana, y me pregunto cómo podemos ser Iglesia hoy, de qué manera llegar a la gente que ya no acoge la fe y no conoce a Jesucristo en un mundo “poscristiano”. En las intuiciones de Christoph Theobald he encontrado un pensamiento original: no se trata de convertir a la gente, sino despertar al interlocutor el deseo de Cristo y vivir todo encuentro con esa luz. Cristo ya está presente en el mundo donde ha triunfado de la muerte, no tenemos que llevarlo al mundo, tenemos que revelar su presencia, despertar en la conciencia de las personas ese amor de Dios que está en espera.
Usted da mucha importancia al santuario de Nuestra Señora de Palestina, en Deir Rafat, Israel. ¿Qué piensa hacer para ampliar su afluencia y expansión?
Nuestra Señora de Palestina, que es la patrona de la Orden del Santo Sepulcro, tiene una gran importancia en la vida de las comunidades cristianas de la gran diócesis en la que el Papa me envía para servir. Entre todos los santuarios de Tierra Santa, a veces vinculados a una especificidad del territorio, el de Nuestra Señora de Palestina reúne a toda la Iglesia local, más allá de las sensibilidades, orígenes o lengua hablada. Deseo ampliar la capacidad de acogida de ese gran lugar, particularmente para que los jóvenes, parejas y familias puedan reunirse para su regeneración espiritual.
Durante estos 27 años ha tenido la posibilidad de conocer de cerca las realidades en Tierra Santa, desde la Custodia que los franciscanos gestionan y la comunidad católica de lengua hebrea hasta el Patriarcado Latino, además de las demás Iglesias cristianas y comunidades no cristianas. En su opinión, ¿cuál es el punto de encuentro para permitir que todos esos actores puedan colaborar por el bien de esa Tierra?
Mi experiencia me hace decir que alguien tiene que empezar implicándose, sin tener miedo de perder, y partir de las realidades comunes. Nos encontramos en el servicio de los pobres, la humanidad común y es ahí donde se construye una relación que puede abrirse después hacia otros horizontes. No se puede encontrar al otro empezando por el diálogo sobre la fe o los grandes principios, ya que eso puede crear barreras.
Como pro-Gran Prior, ¿hay algún mensaje en particular que desearía transmitir a los Caballeros y Damas de la Orden del Santo Sepulcro?
Desearía invitarles a seguir las oraciones y la ayuda a esta tierra, y vivir la peregrinación. Además, todo el mundo no puede venir hasta aquí y en consecuencia, pueden dar a conocer la Tierra Santa allí donde se encuentren y responder a la llamada siendo “anunciadores” de la belleza de estos lugares, que no son solamente el conflicto palestino israelí, sino también la gran pasión de la comunidad rica y viva que vive en ella.
Entrevista realizada por François Vayne y Elena Dini
(Octubre 2016)