Un Caballero jordano apoya la construcción de la iglesia del Bautismo de Jesús

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Chiesa del Battesimo a Betania - 1

El Caballero de la Orden del Santo Sepulcro Nadim Yusuf Muasher, un empresario jordano, próspero y experimentado en diversos sectores (desde la arquitectura hasta la hospitalidad, el textil y la banca), ha sido el principal donante que permitió reunir los fondos necesarios para llevar a cabo la construcción de la iglesia del Bautismo de Jesús en Betania, más allá del Jordán (al-Maghtas).

 

La familia Muasher tiene una larga tradición de apoyo a la Iglesia de Tierra Santa. El padre de Nadim contribuyó a la construcción de la iglesia de san José en Jabal Amman, y Nadim asiste y ayuda desde hace mucho tiempo a las Hermanas del Rosario, respondiendo a sus diferentes necesidades. Sin embargo, la decisión de contribuir económicamente a la construcción de esta iglesia fue impulsada, lamentablemente, por un drama personal.

«Hace veinte años, perdimos a nuestro hijo en un accidente de coche. Tenía 17 años», relata Nadim. «Íbamos a una boda. Él viajaba en un coche con unos amigos, mientras que nosotros íbamos mucho más atrás en otro vehículo. Cuando vimos el accidente y me di cuenta de que la persona que salía del coche era mi hijo, fue un trauma indescriptible. Ninguna palabra puede expresar lo que sentí. Fue un periodo trágico – continúa Nadim con emoción – y, como familia, aprendimos a crecer en la fe para aceptar lo que había ocurrido y confiar en la voluntad de Dios. Comencé a preguntarme si el porqué no estaría relacionado con el lugar donde mi hijo había fallecido ».

Era un cruce que conducía al lugar del Bautismo de Cristo, donde actualmente se erige la iglesia. Esta fue consagrada con gran solemnidad el 10 de enero de 2025, durante una misa inaugural que estuvo presidida por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, y concelebrada por el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén y Gran Prior de la Orden.

«En 1995, Juan Pablo II declaró este espacio como un lugar santo de peregrinación. Asimismo, en 2002, cuando introdujo los misterios luminosos del Rosario, el primero que evocó fue el bautismo de Jesús en el Jordán. Tras la muerte de mi hijo, sentí en la oración que la tierra me llamaba a construir algo en este lugar. Había un mensaje especial que solo necesitaba salir a la luz, por lo que comencé a trabajar en este proyecto como arquitecto», explica Nadim.

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Inmerso en las lecturas y la oración, Nadim elaboró una propuesta en forma de cruz, con la iglesia en el centro y dos monasterios a cada lado, uno para mujeres y otro para hombres, «para que no sea solo un lugar de visita – afirmó –, sino un espacio en el que podamos rezar y sentirnos acompañados por una comunidad de oración». El altar principal está dedicado al Bautismo, primer misterio luminoso, mientras que el resto de los misterios se evocan en las capillas adyacentes. La temática de la luz guía espiritual y físicamente los pasos de los fieles.

Con motivo de la consagración de la iglesia y de la misa inaugural, el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, recordó que, precisamente en este mismo lugar, uno de los más bajos de la tierra, donde se siente «todo el sufrimiento de los conflictos, la inhumanidad y el pecado», «el cielo se ha abierto» y se ha invocado «el don de la paz, la verdadera paz, que nace en los corazones y se extiende por todo el tejido social».

Son esta paz y este cielo abierto los que hablan al corazón de Nadim y su familia. Nadim tuvo la suerte de ser investido Caballero de la Orden del Santo Sepulcro hace algunos años, y su compromiso a la hora de apoyar a las piedras vivas de Tierra Santa es evidente, así como su trabajo en nombre de la Iglesia del Bautismo de Jesús, una tradición familiar y personal. «Para mí, ser Caballero de la Orden está ligado al compromiso de hacer el bien, pero la bondad no es sinónimo de perfección, sino de comenzar a obrar con amor. Aquí, en Jordania, representamos un pequeño grupo de miembros de la Orden. Por otra parte, me han pedido dirigir los encuentros, tarea que realizaré durante un año antes de ceder esta responsabilidad a otra persona. Esta es nuestra iglesia y nuestra comunidad, y estamos llamados a cuidar de ambas. En el seno de la Orden, es valioso poder hacerlo no como individuos, sino como grupo».

Elena Dini

 

(Abril de 2025)