El papa pone el Año Santo de la Esperanza bajo la protección de María

Print Mail Pdf

Anno Santo sotto protezione di Maria - 1 Con motivo de la apertura solemne de la Puerta Santa en el Vaticano, que inauguró de manera oficial el nuevo Jubileo en Nochebuena, la estatua de Nuestra Señora de la Esperanza, conservada en el santuario de Battipaglia dedicado a ella, se expuso junto al baldaquino de la basílica de San Pedro. La estatua permaneció en la basílica papal durante toda la octava de Navidad.

El Año Jubilar, inaugurado de forma oficial por el papa durante la Nochebuena de 2024, se encomendó específicamente a la Virgen durante las primeras vísperas de la solemnidad de María, Madre de Dios, y el Te Deum de agradecimiento por el año trascurrido, celebración que presidió en la basílica de San Pedro el 31 de diciembre. «Que nuestra Santa Madre nos ayude a caminar juntos, como peregrinos de la esperanza, por la senda de la fraternidad», declaró Francisco durante la velada.

El primer día del nuevo año, el santo padre volvió a poner a la humanidad bajo la protección de la Virgen de la esperanza acudiendo a su estatua, la cual procede del santuario de Battipaglia, en la provincia de Salerno, y permaneció en la basílica junto al altar papal hasta el 1 de enero. «Confiémosle entonces este nuevo año que comienza a María, Madre de Dios, para que también nosotros aprendamos como Ella a hallar la grandeza de Dios en la pequeñez de la vida; para que aprendamos a cuidar de toda criatura nacida de una mujer, sobre todo protegiendo el don precioso de la vida, como lo hizo María: la vida en el vientre materno, la vida de los niños, la de aquellos que sufren, la vida de los pobres, la vida de los ancianos, la de quienes están solos, la de los moribundos », sugirió el sucesor de Pedro, recordando, con motivo de esta Jornada Mundial de la Paz, que «esta invitación que brota del corazón materno de María: proteger la vida, hacernos cargo de la vida herida —hay tanta vida herida—, dignificar la vida de cada “nacido de mujer”; es la base fundamental para construir una civilización de la paz».

En la oración del Ángelus, desde la ventana del Palacio Apostólico, pronunció unas hermosas palabras sobre María: «Al Mesías recién nacido, que manifiesta la misericordia del Padre, corresponde el corazón de María, la Virgen Madre. Este corazón es el oído que escuchó el anuncio del arcángel Gabriel; este corazón es la mano de esposa entregada a José; este corazón es el abrazo que envolvió a Isabel en su vejez. En el corazón de María late la esperanza de redención para toda criatura». «¿Y cómo puedo corresponder a un don tan grande con un gesto gratuito de paz, de perdón, de reconciliación?», preguntó, abriendo para cada uno de nosotros un horizonte de amor concreto que poner en práctica con sencillez y sin demora.

El papa desarrolló este tema de la esperanza que ilumina la vida diaria – que se vivirá cada día a lo largo del Jubileo que acaba de comenzar – en su homilía de Nochebuena, tras la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, que, con humildad, atravesó en silla de ruedas. «Y si Dios viene, aun cuando nuestro corazón se asemeja a un pobre pesebre, entonces podemos decir: la esperanza no ha muerto, la esperanza está viva, y envuelve nuestra vida para siempre. La esperanza no defrauda», resumió, invitándonos a todos a «ponernos en camino con el asombro de los pastores de Belén». «El Evangelio dice que ellos, habiendo recibido el anuncio del ángel, “fueron rápidamente” (Lc 2,16). Esta es la señal para recuperar la esperanza perdida: renovarla dentro de nosotros, sembrarla en las desolaciones de nuestro tiempo y de nuestro mundo rápidamente. ¡Y hay tantas desolaciones en nuestro tiempo! Pensemos a las guerras, a los niños ametrallados, a las bombas sobre las escuelas y sobre los hospitales. Disponerse rápidamente, sin aminorar el paso, dejándose atraer por la buena noticia», aconsejó con el realismo de la fe de la que María fue testigo esencial y cuya intercesión celestial es permanente.

 

François Vayne

 

(Enero de 2025)