El apoyo estable de la Orden en Tierra Santa a través de las contribuciones regulares

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Il sostegno stabile dell’Ordine in Terra Santa attraverso contributi regolari - 1 Sami El-Yousef, administrador general del Patriarcado latino, coordina en Jerusalén la ayuda que la Orden envía a Tierra Santa desde el Gran Magisterio de Roma.

Sami El-Yousef, administrador general del Patriarcado latino de Jerusalén, tuvo la amabilidad de describirnos, a finales del 2024, los detalles de la ayuda mensual recibida por parte de la Orden del Santo Sepulcro. A continuación, publicamos la integridad de este importante documento.

 

La ayuda recibida mensualmente por parte de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén está destinada a apoyar las operaciones del Patriarcado latino de Jerusalén (PLJ), que es la diócesis católica de Tierra Santa para cuatro países: Israel, Palestina, Jordania y Chipre. Esta ayuda asegura la continuidad de los servicios ofrecidos a más de 200 000 fieles católicos en la diócesis, además de proporcionar empleo a más de 2000 personas, la mayoría cristianas, lo que convierte al PLJ en el mayor empleador de cristianos y, a su vez, permite ayudar a 19 500 alumnos de 44 escuelas diferentes. Este apoyo anual abarca cinco ámbitos principales: el apoyo institucional, el apoyo educativo, el seminario de Beit Jala, las actividades pastorales y el apoyo humanitario. Cada año, se firma un protocolo de acuerdo en el marco de un proceso de planificación conjunta entre el Patriarcado latino y la Orden para ajustar los ingresos previstos por parte de las lugartenencias y las necesidades del Patriarcado.

Para el año 2024, estos fondos ascendían a 11,4 millones de dólares, es decir, cerca del 20 % del presupuesto anual. Cabe mencionar que estos fondos, aunque ascienden a casi un millón de dólares al mes, pasan desapercibidos, ya que son el resultado del esfuerzo colectivo de todos los miembros. Esto contrasta con el apoyo a los proyectos, que suele ser más atractivo, debido a que persigue un objetivo específico para el que las lugartenencias encuentran más fácil recaudar fondos y apropiarse del proyecto. Esto resulta aún más interesante cuando los grupos de peregrinos visitan los lugares que han apoyado y crean vínculos con una parroquia, una escuela o un centro donde se lleva a cabo el proyecto.

Gracias al apoyo de los fondos institucionales, se han recibido 3,85 millones de dólares por parte de la Orden para cubrir los gastos de funcionamiento en los 5 vicariatos del PLJ: Jordania, Palestina y Jerusalén, Israel, Chipre, y los migrantes y solicitantes de asilo. Estos fondos también respaldan centros de servicios como Nuestra Señora de la Paz en Ammán y la residencia de ancianos Beit Afram, en Taybeh. En realidad, este apoyo es fundamental para el funcionamiento del PLJ, ya que seguimos trabajando a través de estos vicariatos y centros para ofrecer apoyo administrativo a todas las diócesis. Categorías como los salarios administrativos que sufragan los gastos de los religiosos y el personal, los gastos legales y profesionales, así como los gastos de servicios públicos, comunicación y transporte son solo algunos de los muchos dispendios que se cubren parcialmente con este apoyo, a través de la administración general en Jerusalén. Es complicado imaginar que el PLJ funcione sin esta financiación básica. Además, ningún otro donante está dispuesto a aportar dicha financiación. Aunque una pequeña contribución proviene del fondo de dotación, el PLJ no tiene los medios necesarios para generar esos fondos por sí mismo.

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La ayuda a la educación asciende a algo más de cinco millones de dólares y cubre cerca del 24% del presupuesto de las escuelas de Palestina y Jordania. Principalmente, se utiliza para pagar los salarios de más de 1500 profesores y personal de las 38 escuelas de Jordania y Palestina, los cuales atienden a más de 15 000 alumnos. Cabe mencionar que este apoyo no se extiend e a nuestras seis  scuelas de Israel , que emplean a 250 personas más y atienden a otros 5000 alumnos, ya que la ayuda recibida del Ministerio de Educación israelí sostiene la mayor parte de los salarios y gastos de funcionamientos de estos centros.

Dado que las escuelas del PL J son consideradas con orgullo escuelas parroquiales por naturaleza y están ubicadas en zonas social y económicamente desfavorecidas, los gastos de escolarización son muy bajos, no superando los mil dólares en la mayoría de las localidades. En comparación con otras escuelas cristianas congregacionales, estos gastos de escolarización no superan el 25% de las tarifas cobradas por estas escuelas, lo que hace que la educación cristiana sea muy asequible en las escuelas del PLJ.

Incluso con estas pequeñas sumas, muchos miembros de nuestra comunidad cristiana no pueden pagar los gastos de escolaridad, de ahí la importancia de esta subvención, que no puede subestimarse. Si los alumnos no pudieran pagar los gastos de escolaridad, su única alternativa sería trasladarse al sistema escolar público y distanciarse del conjunto de valores cristianos que prevalecen en nuestras escuelas. Debemos tener presente que, en el sistema escolar público, el domingo, día del Señor, es un día lectivo que impide a los alumnos cristianos rezar y participar en los programas de la escuela dominical, en otras actividades de catequesis, en el coro y en muchos otros programas de formación en la fe. No podemos permitirnos perder ni un solo alumno cristiano, por lo que hacemos todo lo posible para cubrir de algún modo los gastos de escolaridad de estos estudiantes. Sin embargo, a pesar de toda la ayuda recibida, las escuelas de Palestina y Jordania funcionan con un déficit crónico que solo puede cubrirs e con la subvención de la Orden para así asegurar un funcionamiento armonioso y duradero.

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En cuanto a la subvención anual del seminario, esta ascendió a 708 000 dólares en 2024. Esta generosa contribución cubre el 78% de los gastos de funcionamiento del seminario. El seminario se creó en Jerusalén en el año 1852 y se trasladó en varias ocasiones antes de establecerse en Beit Jala. Desde su creación, ha sido el principal instituto de formación de sacerdotes, tanto al servicio de la diócesis como fuera de ella. Hasta la fecha, 3 patriarcas, 15 obispos y casi 300 sacerdotes diocesanos se han formado en este seminario. Todos han servido con excelencia y han enriquecido las actividades pastorales, educativas y humanitarias de la diócesis. En muchos círculos del Patriarcado, el seminario es conocido como el «corazón palpitante de la diócesis».

En cuanto al pequeño seminario, este se cerró durante la pandemia tras el cambio de las leyes israelíes, las cuales cambiaron en ese momento y prohibieron la entrada de menores no acompañados en el país. Como la mayoría de estos estudiantes procedían de Jordania, factores externos impusieron esta dolorosa decisión. No obstante, esto no significa que los esfuerzos por reclutar a jóvenes hayan cesado. Además, se han desarrollado diversos programas para implicar a los sacerdotes de las parroquias en la formación inicial. Asimismo, se han puesto en marcha nuevas iniciativas para la formación en la fe de los laicos en el seminario, gracias a la creación del Centro de Formación Espiritual, que atrae a cientos de laicos que participan en los cursos del seminario. El trabajo del seminario continúa desarrollándose para responder a las necesidades no solo de los sacerdotes, sino también de los laicos.

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En lo que respecta al apoyo humanitario, agradecemos a la Orden que permita al PLJ continuar participando en la mayor acción humanitaria en favor de la comunidad cristiana de Tierra Santa. No nos avergonzamos de hacerlo, sabiendo que muchas organizaciones caritativas cristianas que se dedican a la ayuda humanitaria lo hacen en virtud de su mandato, que consiste en ayudar a los más vulnerables y pobres de nuestras sociedades. Los criterios que se utilizan excluyen por defecto a la mayoría de los cristianos que están en una situación crítica, mientras que nuestro apoyo vela por las comunidades cristianas marginadas. Esto es lo que nos diferencia del resto de programas de ayuda de este tipo. Realmente marcamos una diferencia significativa en la vida de las comunidades cristianas marginadas.

Para 2024, la Orden comprometió un millón de dólares para cubrir siete categorías esenciales: la ayuda en los gastos de escolarización de los alumnos de escuelas distintas de las del PLJ (para evitar el doble cobro de los fondos de educación); la asistencia médica en casos de urgencia para las personas que no tienen seguro médico; el suministro de medicamentos a personas mayores que padecen enfermedades crónicas y carecen de seguro médico; la ayuda social a las familias que, a veces, no tienen qué comer; la ayuda a los refugiados iraquíes, que permanecen en Jordania; la ayuda a los habitantes de Jerusalén Este, víctimas de la política de la ciudad y forzados a vivir en unas condiciones mediocres, ya que no tienen derecho a las prestaciones sociales y se ven obligados a vivir en Jerusalén a un coste excesivamente elevado; y, por último, la ayuda para crear un programa de creación de empleo y apoyar a nuestros hermanos y hermanas de Gaza. Gracias a estos recursos, se ayuda a miles de personas al año, lo que realmente refuerza su resiliencia y les permite vivir con dignidad, lejos de la extrema pobreza.

El fondo pastoral recibe una ayuda por valor de 800 000 dólares y cubre una serie de actividades destinadas a reforzar la fe, lo que resulta esencial a la hora de ayudar a que la gente no pierda la esperanza, sobre todo cuando viven en una zona de conflicto crónico. Decenas de miles de personas participan en actividades como escuelas dominicales, campamentos de verano, actividades juveniles, retiros espirituales para religiosos y laicos, actividades litúrgicas y catequísticas, ministerios de prisiones… y muchas más.

Desde el comienzo de la guerra, se ha hecho hincapié en la creación de oficinas y centros que ayuden a nuestros fieles a hacer frente a las estresantes condiciones de vida del país. El año pasado, se creó un centro de formación espiritual en el Seminario de Beit Jala para ofrecer cursos a los laicos. La demanda ha superado las expectativas y las ofertas se están ampliando a otras regiones de Cisjordania, incluidas Ramala y Jerusalén. Asimismo, se han creado centros familiares en Ammán, Beit Jala, Ramala y Haifa para ayudar a las familias a hacer frente a sus problemas cotidianos, además de un centro de asesoramiento, ubicado en Belén, para ayudar tanto a particulares como a grupos a resolver problemas que requieran atención y orientación especiales. Es realmente reconfortante ver cómo la Iglesia amplía y diversifica sus actividades pastorales en este periodo de extrema crisis y guerra. Tras ofrecer una visión general de la financiación básica que cada año se asigna al Patriarcado latino, es importante mencionar que la Orden también ha demostrado una gran solidaridad a la hora de proporcionar financiación adicional para proyectos tanto grandes como pequeños, que van desde la renovación de equipos y mobiliarios hasta la construcción de nuevas escuelas e iglesias.

A su vez, durante las crisis, la Orden está siempre en primera línea para brindar un apoyo adicional cuantificado en millones de dólares. Así ocurrió durante la pandemia, cuando la crisis económica amenazó los fundamentos financieros del Patriarcado, y nuevamente en la actual situación de emergencia de Gaza y Cisjordania. Una cosa de la que estamos seguros es de que nuestros hermanos y hermanas de la Orden no solo están ahí para ayudarnos una vez al año a través de una financiación básica, sino también para hacerlos en proyectos especiales y situaciones de emergencia.

En nombre de los cientos de miles de fieles que viven en Tierra Santa y que se benefician directamente de las diferentes categorías de ayuda, me gustaría expresar mi más sincera gratitud y reconocimiento por este apoyo tan generoso y continuo, sin el cual sería extremadamente difícil que el PLJ pudiera proseguir con sus actividades. Gracias a este apoyo, nunca nos sentimos abandonados o solos y nunca lo estaremos. Esta bonita alianza, que comenzó hace más de 175 años, sin duda continuará indefinidamente y contribuirá a asegurar la presencia de la Iglesia local y de los fieles cristianos en Tierra Santa. ¡Muchas gracias!

 

Sami El-Yousef
Administrador general

 

(Abril de 2025)