Un amor que «explota» y mueve piedras
Envío este mensaje en el contexto del año jubilar, cuyo tema es «la esperanza que no defrauda», tal como la describe san Pablo en su carta a los Romanos. El apóstol escribió: «Más aún, nos gloriamos incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, la paciencia, virtud probada, la virtud probada, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rm 5,3-5).
En un momento en el que las guerras ensangrientan el mundo, sobre todo en Tierra Santa y Oriente Medio, es este amor de Dios, derramado en nosotros por el Espíritu, el que nos reconforta e impulsa nuestra misión. Un amor que «explota» y mueve piedras, como en aquel día de Pascua, cuando la piedra ya no pudo sostenerse ante el Sepulcro: la muerte fue vencida para siempre, lo que para nosotros es una certeza.
Somos herederos de los testigos de la tumba vacía, del sepulcro abierto del que brota la vida eterna a la luz del Señor resucitado. Desde este lugar, somos enviados a dar testimonio en el mundo, incluso allí donde se escucha el trágico sonido de las sirenas y se oyen los llantos de madres, padres y niños que han perdido a un ser querido. Como discípulos del vencedor de la muerte, levantemos la mirada y llevemos una palabra de esperanza a todos los que nos rodean.
Invito a todos y cada uno a unirse a mí en la alegría de la Pascua que, este año, se celebrará el mismo día tanto para los católicos como para los ortodoxos, quienes compartirán una misma aclamación común: «¡Christos anesti – Cristo ha resucitado!».
Esta sincronía es tanto más significativa cuanto que este año celebramos el 1700 aniversario del Concilio de Nicea, durante el cual se adoptó el Credo, corazón de nuestra fe:
«Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios…
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida…
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica».
¿Cuál es la importancia de estas palabras en nuestra vida y en nuestra fe? ¿Sabemos lo que significan?
Esta es la fe que profesamos y por la que tantas personas han dado su vida hasta el martirio.
Les deseo, así como a sus familias, una feliz Pascua. Pidamos a Dios que la paz del Señor resucitado sea el verdadero don para Tierra Santa.
Fernando cardenal Filoni
Gran Maestre
(Abril de 2025)