La experiencia del Holy Child Program en Beit Sahour
La relación entre el Holy Child Program y la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro ha comenzado hace varios años. La Superiora general de las Hermanas franciscanas de la Eucaristía, la madre Shaun Vergauwen, encontraba periódicamente al Gran Maestro de la Orden, el cardenal Edwin O’Brien, que ofreció un gran interés por las actividades de la comunidad y en particular por su obra en Tierra Santa. Esta relación revistió una dimensión nueva cuando se presentó una subvención a la Orden para asegurar la continuación del Holy Child Program. En 2016, el Holy Child Program fue el beneficiario de un fondo de dotación del Dr. William W. Hamischfeger, a través de la generosidad de la Lugartenencia USA Western, y una contribución de la Lugartenencia USA Middle Atlantic. Gracias a estas donaciones generosas, el Holy Child Program pudo mejorar su autonomía y ha tenido una mayor estabilidad financiera esforzándose por ayudar a su personal cristiano local, impartir una educación y entrenamiento continuo y ofrecer su servicio vital a la comunidad. Esta subvención favorece una mayor esperanza al personal, así como a los padres cuando miran hacia el futuro de sus niños.
Fundado en 1995 por las Hermanas franciscanas de la Eucaristía, el Holy Child Program es uno de los escasos centros en el sector de Belén que sirve a los niños con problemas graves de comportamiento y emocionales, gracias a un tratamiento terapéutico ambulatorio. Situado en Beit Sahour (donde se sitúa el Campo de los pastores), fue fundado a petición de padres cuyos niños padecían trastornos psicológicos causados por la primera Intifada, o de la incursión militar en Cisjordania por las fuerzas israelíes. El programa comenzó con cuatro niños y sus familias, y actualmente se hace cargo de 35. Proporciona programas suplementarios de asistencia social en Cisjordania, siendo en particular un centro de entrenamiento para las universidades locales y otras agencias que sirven a los niños y las familias en la región.
La enseñanza de la Iglesia católica romana proporciona un marco para los servicios que ofrece el Holy Child Program. La espiritualidad franciscana llama a todos aquellos que trabajan con el programa a ocuparse de las poblaciones más vulnerables y a menudo aisladas. La misión se parece a la de san Francisco y “su beso al leproso”. Los niños están rodeados por el Holy Program que representa a la Iglesia católica en esta obra. Son las experiencias diarias de aprendizaje, trabajo, juego y celebración común en un ambiente de escuela lo que transforma el aislamiento y la vulnerabilidad en fuerza y alegría para los niños. Los estudiantes comienzan cada día juntos en este entorno católico, con un tiempo de oración, facilitado mutuamente por un profesor católico y uno musulmán, donde aprenden la fe católica y los preceptos del Islam que aprueban y sostienen el mensaje de amor y paz. [NB: las escuelas que dependen de la Autoridad palestina tienen que enseñar el Islam a sus alumnos musulmanes. El HCP ha decidido que en lugar de continuar la separación entre las religiones, se concentraría sobre la unidad y lo que es común en ambas religiones]. El Holy Child Program cuenta actualmente con 50% de musulmanes y 50% de cristianos.
Los alumnos inscritos en este programa singular siguen cursos regulares en un entorno terapéutico, con diversos tratamientos destinados a ayudarles a controlar sus problemas psicológicos y de comportamiento. Además de proporcionar un programa individualizado a cada estudiante, basado en los puntos fuertes y las necesidades, el Holy Child Program también el Incredible Years Program, que enseña cómo resolver problemas, hacer crecer las facultades emotivas y sociales reduciendo los comportamientos agresivos y perturbadores. El Holy Child Program es el primero en Oriente Medio que crea este programa de tratamiento con resultados probados y reconocido a nivel internacional. El Holy Child Program está orgulloso porque el 92,5 % de sus diplomados se han comprometido en programas que sirven a la comunidad, frecuentando, por ejemplo, programas educativos y vocacionales o ayudando financieramente a su familia con su trabajo. Estos diplomados son miembros productivos que aportan una contribución a su comunidad local.
Iskander Khoury, director del programa, comentó así: «En cada niño que llega aquí, vemos algo; vemos su potencial. Vemos a un niño santo. Es la razón por la cual escogimos el nombre de Holy Child Program (la palabra holy significa santo en inglés). Podemos ver en este niño a un bailarín; en este otro, un músico. Pero a veces está enterrado. Estos niños forman parte de Tierra Santa. Forman parte de los niños del mundo entero. En cada niño, deberíamos plantar una semilla de esperanza y paz. En cada niño, podemos promover un cambio para el mundo entero».
(mayo 2017)