Peregrinación de los Escuderos y Señoritas franceses de la Orden

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Peregrinación de los Escuderos y Señoritas franceses de la Orden

Movidos por una voluntad común de introducir Tierra Santa de modo concreto y vivo en nuestras vidas, hemos deseado participar en esta peregrinación organizada por los Escuderos y Señoritas de la Orden. Desde el desierto en Jerusalén pasando por numerosos lugares importantes de la vida del Cristo, anduvimos los pasos de Jesús sobre la tierra que pisó hace 2000 años.

Más que una peregrinación “ordinaria”, esta experiencia fue una verdadera iniciación a la tierra de nuestros antepasados en la fe, integrándonos en la vida diaria de los cristianos de Tierra Santa por quienes la Orden no deja de rezar y obrar. Tan pronto como llegamos a Tel-aviv, nos pusimos en camino hacia Beerot en Judea con el fin de poder pasar allí nuestra primera noche en el desierto.

Al día siguiente comenzamos una larga marcha por el cráter de Makhtesh Ramon en pleno desierto de Néguev, jalonada por las explicaciones de nuestro guía, el P. Nicolás. Pudimos comprobar y también sentir concretamente hasta qué punto el agua es un elemento central y vital en la vida diaria de los que atravesaban el desierto. La imagen del desierto se encuentra muy presente en los textos bíblicos tomando aquí todo su sentido: el desierto desnuda y este despojo es propicio a reforzar el vínculo que nos une con el Señor. Estuvimos rezando un tiempo allí antes de volvernos a poner en marcha hacia Massada donde pasamos la noche.

Llegamos a la cumbre de la fortaleza de Massada pasando por la rampa de acceso construida por los romanos durante su asedio en el año 73. Supimos que era allí dónde los Sicarios se habían suicidado antes de la entrada de los romanos en la ciudad después de siete meses de asedio. Símbolo que ilustra la resistencia frente a la opresión, los soldados del ejército israelí siguen viniendo para prestar juramento durante su servicio militar.

Después caminamos hasta el mar Muerto para un merecido pero cronometrado baño. En efecto, el programa estaba muy cargado y nos pusimos rápidamente en ruta hacia el oasis de Ein Gedi donde el padre Nicolás nos hizo descubrir todas sus riquezas. La misa fue celebrada cerca del Jordán y renovamos allí nuestras promesas del bautismo.

En Nazaret visitamos los diferentes lugares donde se apareció el ángel Gabriel a María. Después fuimos al convento de las clarisas donde celebramos misa y visitamos el museo del Beato Carlos de Foucauld. Después nos dirigimos hacia Caná, donde se bendijo a los matrimonios, y posteriormente a Cafarnaún antes de salir hacia el monte de las Bienaventuranzas para un tiempo de oración y reflexión (...).

Por la mañana circulamos hacia el norte del país, hacia Dan Banias. Por fin, durante la travesía del lago de Tiberiades, leímos los pasajes de Jesús que calma la tempestad andando sobre las aguas, recordándonos así que tenemos que depositar nuestra confianza en Él. Una velada improvisada animó la tarde, permitiéndonos vivir todos juntos un buen momento de amistad.

La peregrinación nos llevó más tarde hacia el Monte Thabor, lugar de la Transfiguración de Cristo y seguidamente nos paramos en el pozo de Jacob en Naplusa. Pasamos la tarde y noche en el pueblo de Aboud donde la presencia cristiana data de los primeros siglos. La comunidad nos acogió calurosamente y tuvimos la alegría de pasar una tarde bajo la influencia de la fraternidad.

Posteriormente visitamos Belén y rezamos en la Basílica de la Natividad para alcanzar finalmente Jerusalén. Estos pocos días fueron extremadamente enriquecedores y visitamos lugares importantes de la cristiandad como el Cenáculo, la abadía de la Dormición, el Monte de los Olivos o incluso Getsemaní. También realizamos el Vía Crucis en la Vía Dolorosa antes de poder descubrir la tumba de Cristo: el Santo Sepulcro.

Nuestro descubrimiento de Jerusalén se terminó con una magnífica velada de armas en la iglesia de Santa Ana y al día siguiente la misa de acción de gracia por las investiduras, en el Santo Sepulcro, donde cuatro de nuestros amigos Escuderos fueron cruzados pasando a Caballeros.

Nuestra peregrinación se terminó con una parada en Abu Gosh, lugar de Emaús donde Cristo se apareció a sus discípulos después de su Resurrección. Esta parada nos incitó a ir a visitar a los monjes benedictinos que viven allí y recibir el formidable testimonio de esta comunidad que asegura continuamente una presencia fraternal en esta región destrozada por los conflictos. ¡Un bello mensaje de amor y esperanza para terminar esta peregrinación!


(Primavera 2018)