La acción global de la Orden en tiempos de crisis

Print Mail Pdf

Cause_locali

Entre las preguntas recibidas, el cardenal Fernando Filoni ha escogido esta, planteada por una dama de la Orden. Ante la terrible crisis que afecta a todo el mundo, ¿puede nuestra Orden comprometerse de forma concreta con las causas locales, además del apoyo prestado a la Iglesia en Tierra Santa? (Filippa Maria, Italia)

 

Vivimos en una época en la que a menudo sucede que razonamos y vivimos «en compartimentos impermeables»: por un lado está nuestra vida familiar, por otro nuestra vida profesional; por un lado la vida de fe y por otro las relaciones sociales y afectivas... En la medida en que esta tentación puede a veces convencernos, la Sagrada Escritura nos recuerda que no estamos hechos así. Somos criaturas de Dios llamadas a la belleza y a la plenitud de una vida que concierne «todo su ser, espíritu, alma y cuerpo» (1Ts 5, 23).

Al igual que nuestra vida es una vida integral, el hecho de ser miembros del Cuerpo Místico de Cristo nos hace también partícipes de la única Iglesia, tanto a nivel universal como local; hay que tener siempre en cuenta esta realidad precisamente por nuestra pertenencia a la Orden.

Como Caballeros y Damas de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén, queremos responder a la «misión específica asignada por el Santo Padre a la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén [que] es mantener vivo, en el seno de la comunidad eclesial, el celo por la Tierra de Jesús y apoyar a la Iglesia Católica y la presencia cristiana en ella.» (Estatutos, art. 1). Esto significa la participación en la misión universal de la Iglesia. Al mismo tiempo, nuestra vida cristiana, que se alimenta diariamente en las Iglesias locales, no descuida nuestra participación en la vida de las mismas.

Como he escrito y subrayado en el libro sobre la espiritualidad de nuestra Orden, «La pertenencia a la Orden del Santo Sepulcro no tiene lugar fuera de la Iglesia, sino en ella» (Y toda la casa se llenó de la fragancia del ungüento, 62). Y es en este contexto donde el Caballero y la Dama de la Orden no pueden dejar de ser sensibles a las necesidades de los más débiles y necesitados que viven en la puerta de al lado, sobre todo en estos momentos en los que la crisis y la dificultad de asegurar las necesidades básicas es una consecuencia cada vez más acuciante en nuestras ciudades.

Nuestros Estatutos nos recuerdan una vez más este compromiso local que asumimos junto con la atención específica a Tierra Santa: «La implicación de los miembros de la Orden, conlleva la obligación de comprometerse y participar, con entusiasmo y generosidad, en las actividades en el campo de la caridad, la evangelización y el ecumenismo promovidas por las Iglesias particulares. Los miembros deben ser conscientes del significado espiritual y eclesial de su pertenencia a la Orden y ser testigos de los vínculos, no sólo con la Iglesia universal y Tierra Santa, sino también con las diócesis y parroquias de pertenencia» (Estatutos, art. 4).

Me ha llamado profundamente la atención durante los encuentros continentales - que hemos organizado recientemente para reunirnos virtualmente con los responsables de la Orden en las distintas regiones - el compromiso que muchos han mostrado con sus propios ciudadanos en estos momentos de crisis, y os lo agradezco.

Vivimos nuestra pertenencia eclesial por completo, permitiendo que la experiencia de caridad que nos une a Tierra Santa alimente y aumente nuestra atención a los más cercanos: así, ser miembros de la Orden dará cada vez más frutos en nuestras comunidades. «El Sentire cum Ecclesia – que significa tener sentido de comunión eclesial, pensar, hablar y actuar de tal manera que crezca en profundidad y en extensión la Iglesia misma en fidelidad a Cristo resucitado – será siempre el principio orientador para una Dama y un Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén». (Y toda la casa se llenó de la fragancia del ungüento, 63).

Os invito, pues, a dejaros tocar e interpelar por la crisis actual y a no dudar en dar testimonio de la solicitud de la Orden, a la que pertenecemos, hacia todos los que sufren. Sin menoscabo de la ayuda que deseamos y estamos llamados a ofrecer a nuestros hermanos de Tierra Santa, sigamos siendo una presencia fraterna también al servicio de los obispos de las comunidades locales en las que vivimos.

La vocación cristiana es una. La fe, la esperanza y la caridad que nos animan son una misma cosa.

 

Fernando Cardenal Filoni


(Febrero 2021)