PREPARÁNDOSE PARA LA PEREGRINACIÓN A POMPEYA - 3

Las obras de caridad: poner en práctica la fe tras los pasos de Bartolo Longo

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Bartolo Longo

El ejemplo de un hombre laico, un Caballero de la Orden que ha dedicado toda su vida a la obra de Dios, constituye una gran enseñanza para todos los miembros de la Orden. ¿Qué nos dicen hoy su historia, sus obras y su fe?

Durante la visita pastoral del 19 de octubre de 2008 Benedicto XVI meditó no solamente sobre la vocación del santuario de Pompeya, sino también sobre la de toda la ciudad, ya que las dos van a la par.

La acción de Dios a través de aquellos que eligen colocarlo en el centro de su vida no está encerrada en las iglesias sino que es una semilla de renacimiento dentro de las sociedades. El Santo Padre decía: “Esta ciudad que él volvió a fundar es, por tanto, una demostración histórica de cómo Dios transforma el mundo: colmando nuevamente de caridad el corazón de un hombre y haciendo de él un "motor" de renovación religiosa y social. Pompeya es un ejemplo de cómo la fe puede actuar en la ciudad del hombre, suscitando apóstoles de caridad que se ponen al servicio de pequeños y pobres, y que trabajan para que también a los últimos se les respete su dignidad y encuentren acogida y promoción. Aquí en Pompeya se entiende que el amor a Dios y al prójimo son inseparables. Aquí el genuino pueblo cristiano, la gente que afronta la vida con sacrificio cada día, encuentra la fuerza para perseverar en el bien sin ceder a componendas”. El beato Bartolo Longo no economizó sus fuerzas para realizar en Pompeya una serie de servicios públicos -oratorio, escuelas y también una red hídrica...- y muchas obras de caridad, con particular atención hacia las muchachas huérfanas y los hijos de los prisioneros.

Un año antes de su muerte escribió: “Triunfo de fe y caridad: esto es el valle de Pompeya. Es la luz que desborda del Corazón de Dios, es el calor de amor que llena el corazón del hombre. La Caridad sin Fe sería una mentira suprema. La Fe sin Caridad sería una incongruencia suprema; el valle de Pompeya las ha reunido con un magnífico equilibrio; dos alas unidas para un solo y único vuelo”.

¿Qué mejor lugar, en este Jubileo de la Misericordia, para reflexionar, como miembros de la Orden, sobre las obras de misericordia que se nos invita a cumplir, y sobre nuestra acción en Tierra Santa al servicio de aquellos que nos necesitan?


(12 octubre 2016)