Cuando no es fácil ir a Tierra Santa: desde el año 1300 hasta nuestros días

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Pellegrinaggio1300 Los peregrinos llegan a Roma, ilustración del manuscrito "Crónicas" de Giovanni Sercambi, siglo XIV, Archivo de Estado, Lucca

«Desde el siglo III, Tierra Santa ha sido uno de los destinos más codiciados por los peregrinos y visitantes en busca de emociones espirituales y lugares queridos por la fe: Pensamos, por ejemplo, en el peregrino de Burdeos (333), en San Jerónimo, que se instaló allí más tarde (en el 386), en Egeria, que nos dejó una Peregrinatio ad loca Sancta - "Peregrinación a Tierra Santa" (383), en santa Elena y el emperador Constantino (siglo IV), o en la emperatriz Eudoxia (siglo V), en Francisco de Asís (1219) y en muchos otros».

En la Lectio Magistralis del cardenal Fernando Filoni, escrita con motivo de la entrega del Premio Internacional Bonifacio VIII al Gran Maestre de la Orden, la reflexión se centró en el primer Jubileo histórico del 1300, organizado precisamente por el papa Bonifacio VIII. Aunque Tierra Santa había sido durante mucho tiempo el primer y más popular destino de los peregrinos, la situación política y militar en el 1300 la convirtió en un destino hostil. De hecho, prosigue el cardenal Filoni, «la Tierra Santa del 1300, ya sin defensa de la cristiandad, y que era siempre escenario de guerras y nuevos intentos de conquista, se convirtió en una meta difícil de alcanzar y fuera del alcance de la masa de fieles europeos. Roma se convirtió entonces en el centro de peregrinación de la gran multitud de hombres y mujeres que, en un proceso de fe y en busca de la gracia penitencial, se sentían atraídos por la Ciudad Eterna».

Es interesante observar que el impulso de este primer Jubileo no vino de arriba, es decir, de la jerarquía eclesiástica o política, sino del pueblo que, a finales de 1299, pedía acceder a la misericordia de Dios en un momento en que el siglo terminaba con una activa efervescencia religiosa.

«El Jubileo del año 1300 -añade el Gran Maestre- sigue siendo de hecho el mayor acto eclesiológico de Bonifacio VIII, tanto más significativo en el contexto de los numerosos movimientos espirituales que reclamaban la reforma de la Iglesia y del papado; el Jubileo era el intento de respuesta que venía de la fe de los creyentes, y Roma representaba la nueva "Tierra Santa", un destino más accesible para el peregrino, si se piensa en los mares y tierras desconocidas y a menudo enemigas que había que atravesar. Las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo estimularon la imaginación de muchas personas y la presencia del Sucesor de Pedro deslumbraba la fe del peregrino».

El contexto actual es ciertamente diferente, pero también en este año 2021 tenemos gran necesidad de la misericordia de Dios y de las peregrinaciones a Tierra Santa, una experiencia tan importante para los Caballeros y Damas, en el centro de su pertenencia a la Orden del Santo Sepulcro, pero que no es fácil de realizar debido a las complejas condiciones sanitarias en todo el mundo y en cada país.

Sin embargo, la experiencia del Jubileo del 1300, que, partiendo de una dificultad objetiva, supo responder al deseo de los fieles y al impulso del Espíritu, nos enseña que la misericordia de Dios no conoce fronteras. Aunque para muchos no sea posible peregrinar a Tierra Santa en los próximos meses, nos queda el fuerte deseo de encontrar a Dios en las diferentes situaciones de nuestra vida, abriendo las puertas a su gracia, que siempre encuentra un modo de tocarnos.

 

Elena Dini

(agosto 2021)