El Aleluya de las comunidades cristianas en el Santo Sepulcro

Breve informe de la ceremonia ecuménica que marcó la reapertura del Edículo del Santo Sepulcro después de 10 meses de obras.

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Ceremonia Santo Sepulcro el 22 marzo 2017

A pesar de estar en cuaresma, el canto del Aleluya ha resonado con fuerza el 22 de marzo en la basílica del Santo Sepulcro, llena de fieles. La emoción podía leerse en sus caras así como en la de los jefes de las Iglesias que ya se habían reunido allí un año antes para la decisión común de las tres comunidades guardianas del Santo Sepulcro (griega - ortodoxa, católica latina y armenia) para acordar el lanzamiento de las obras necesarias de restauración del Edículo.

A las 10 de la mañana empezó la ceremonia ecuménica que marcó el final de las obras, lo mismo que el principio de una nueva fase en las relaciones entre comunidades cristianas, como lo subrayaron los diferentes responsables cristianos en sus discursos de agradecimiento. El primero que intervino fue Teófilo III, primado actual de la Iglesia ortodoxa de Jerusalén, que subrayó que las comunidades griega - ortodoxa, católica latina y armenia compartían la "Diakonía" de ese lugar santo, ofreciendo juntos un testimonio común del Evangelio de la resurrección. El Custodio de Tierra Santa, el padre Francesco Patton, tomó la palabra después demostrando que el lugar físico en el que hacemos memoria de la experiencia central de nuestra fe es también el lugar donde comienza hoy concretamente una nueva fase de colaboración, estima y respeto mutuo entre las comunidades cristianas.

El Patriarca armenio de Jerusalén Nourhan Manoogian quiso rendir homenaje a todos los peregrinos y bienhechores que, en el curso de los siglos, han visitado este lugar donde «se encuentran cielo y tierra». También subrayó que, antes de ser identificadas como comunidades griegas-ortodoxas, armenias y católicas latina, éstas eran ante todo las guardianas de este Lugar Santo. «Leemos todos el mismo Evangelio y profesamos al mismo y único Jesucristo», declaró con fuerza.  ¿Y cómo podemos considerarnos como discípulos de Dios si no vivimos el mandamiento que nos dejó de amarnos unos a otros como Él nos amó? «La enseñanza de Jesús - continuó - va más allá de nuestras diferencias teológicas, culturales o litúrgicas». El Patriarca Manoogian concluyó su intervención proponiendo que también se dé la posibilidad a la Iglesia anglicana y luterana a celebrar una vez al año una liturgia dentro del edículo.

 Después de haber escuchado las palabras alegres, llenas de esperanzas y gratitud enviadas a todos los bienhechores que hicieron posible la realización de los trabajos, intervinieron en primer lugar el rey Abdallah II del Reino hachemita de Jordania y el Presidente de la autoridad palestina Mahmoud Abbas, lo mismo que el Administrador Apostólico del Patriarcado latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, el patriarca de Constantinopla Bartolomé, el Delegado apostólico para Jerusalén Mons. Giuseppe Lazzarotto y por fin Karekin II, catholicós de todos los armenios, a través de un mensaje.  

Mons. Pizzaballa, residente desde hace muchos años en Tierra Santa, empezó su discurso con una referencia a lo que muchos pensaban antes de que se acordara el lanzamiento de las obras, es decir, que no llegaría a realizarse, pero, como lo recordó a través de las palabras del arcángel Gabriel a María, «nada es imposible a Dios porque permitimos que ilumine nuestros pensamientos, nuestros ojos y nuestros vínculos. Las cosas no cambian solas pero si estamos aquí hoy - continuó - es porque las diferentes iglesias se hallaron en situación de cambiar su visión escuchando la palabra de Dios». El Administrador Apostólico concluyó su intervención con un paralelo que nos lleva a reflexionar sobre la importancia de los lugares en los que rezamos y celebramos la misericordia de Dios, en particular este lugar tan amado por Caballeros y Damas del Santo Sepulcro: «La restauración de este edificio físico unge con aceite y bálsamo el cuerpo de Cristo que es la Iglesia».


(27 de marzo)